Así por lo menos lo cree la Organización Internacional del Trabajo (OIT) al advertir que reducir los salarios con la intención de estimular la competitividad y disminuir el desempleo puede producir el efecto contrario.
Las reducciones de salarios tienden a incrementar la productividad, pero también pueden afectar el crecimiento económico ya que disminuye el consumo interno. Esta manifestación d ela OIT ha surgido como réplica al Banco Central Europeo (BCE) que publicó en su informe mensual de agosto en el que hacía un llamamiento en favor de una mayor flexibilidad en el proceso de determinación de los salarios, como por ejemplo la reducción del salario mínimo, y medidas dirigidas a fortalecer la competitividad.
Según la OIT, una disminución de los salarios tiende a generar un incremento de las exportaciones, pero también deprime el consumo interno, lo cual afecta el crecimiento. Dado el nivel de incertidumbre económica del momento, no está claro si los recortes salariales generarían los incentivos suficientes para aumentar las inversiones.
Esto explica por qué la caída de los salarios en períodos de crisis puede en realidad conducir a una espiral descendente de la demanda agregada y a la deflación de los precios, en vez que a una más rápida recuperación de la economía. Según la OIT el intento por recuperar competitividad a través de menores costes laborales es insostenible a nivel mundial.
Puesto un crecimiento de salarios sistemáticamente superior al crecimiento de la productividad laboral es insostenible, y lo contrario, tampoco es muy recomendable, la mejor opción parece ser incrementos salariales acompasados con los de la productividad. En cualquier caso no deja de resultar una voz disonante en el escenario generalizado de recortes globales y que, desde luego, en los países que están sufriendo con mayor virulencia la crisis parece que no produce efectos positivos.