En estos tiempos que corren, en los que las oportunidades y las alternativas con las que contamos escasean a la hora de emprender nuestra carrera profesional al término de nuestra formación. Algunos jóvenes ven como un fracaso el implicarse en el negocio familiar, ante la circunstancia de no encontrar una posición profesional acorde a su perfil.
Esta sensación se encuentra retroalimentada con la creencia generalizada de muchos padres que confían en que sus hijos podrán optar a una vida profesional más plena y satisfactoria por el hecho de cursar unos estudios, que en muchos de los casos no fue tan siquiera una opción.
De manera que esta experiencia en la empresa familiar, que en muchos casos no tiene por que estar relacionada con el itinerario académico seguido, puede ser una buena herramienta para formarnos en la cultura de empresa, adquirir una cierta habilidad en la gestión de clientes, y desarrollar nuestras habilidades personales, para contar con un mínimo bagaje para dar el salto a nuestra profesión cuando quiera que se presente la oportunidad buscada.
Una alternativa, que en caso de contar con ella, puede aportarnos infinitamente más que la opción de quedarnos de brazos cruzados en la espera de que llegue nuestra oportunidad profesional. Así que quien tiene un negocio familiar, tiene también un tesoro.