Parece una pregunta muy obvia pero siempre hay discusiones en muchas empresas al respecto. ¿Quién decide que herramientas se usan en la empresa? Porque muchas organizaciones tienen que decidir entre el gerente, departamento comercial y el departamento IT, una decisión que muchas veces no es fácil de tomar.
Esto también ocurre cuando en la empresa se desarrollan aplicaciones. El departamento IT puede tener una línea de pensamiento, pero luego toca consensuar entre el departamento comercial, que verá las posibilidades prácticas de vender dicho producto y el gerente que será al fin y al cabo quien tiene la última palabra.
La falta de diálogo nos lleva al fracaso
Es algo muy sencillo de consensuar y a la vez tremendamente complicado. Muchas veces desde la dirección se da la orden de compra de determinadas herramientas pero no se ha preguntado la opinión al departamento IT. Si la persona que compra lo hace por criterios económicos nos podemos encontrar con herramientas inadecuadas para la empresa.
Simplemente por una cuestión de licencias, nos podemos encontrar con que han comprado el producto que se había elegido, pero con una licencia de usuario en lugar de profesional, con los perjuicios y contratiempo que esto puede ocasionar. Y lo peor, muchas veces no hay forma de devolverlo o que nos lo cambien.
Y nos vemos que en lugar de realizar una instalación centralizada, donde se pueden controlar una serie de parámetros y se trabaja en común tenemos la misma herramienta pero para una serie de nichos concretos, donde no existe la comunicación entre los usuarios a través de la herramienta o esta no es tan fluida como nos gustaría.
Diálogo por todas las partes
El departamento IT tiene que convencer al gerente de que su propuesta es la mejor opción posible. Aquí no se puede seguir sólo un criterio técnico, sino también de rentabilidad. Pongamos una empresa de reparto a domicilio. Seguramente a nivel técnico un Audi es uno de los mejores coches que podemos tener, por citar una marca, pero sin embargo, nos va a resultar más útil un vehículo comercial que pueda cargar y a la vez gaste poco combustible.
En tecnología también ocurre lo mismo. No basta con tener una magnifica herramienta a nivel tecnológico, sino que tenemos que ver como esta herramienta va a mejorar el puesto de trabajo a la que va destinada, cuántas horas de trabajo ahorrará al cabo de la semana una vez implantada y en cuanto tiempo se recuperará el capital invertido.
También en el desarrollo de aplicaciones
Esto no ocurre sólo cuando compramos aplicaciones, sino también cuando las vendemos. No basta con haber desarrollado una aplicación estupenda para una cuestión concreta. Necesitamos que esta aplicación cubra una necesidad para un nicho de mercado, lo que nos va a permitir venderla mejor.
En este sentido es el departamento comercial el que lleva la voz cantante, el que tiene los estudios de mercado que nos dice qué se podría vender y a qué precio tendríamos que ponerlo a la venta, con qué margen comercial, etc. lo que al final va a determinar los recursos que se invierten en su desarrollo.
Conclusión
En definitiva no es una cuestión fácil de resolver, pero se puede hacer de forma muy fluida si todos ofrecemos los argumentos para defender la postura de cada departamento. Además todos tenemos que estar dispuestos a ceder y remar en la misma dirección.
Al final la rentabilidad es la cuestión que suele tener más peso, pero para calcularla no se pueden hacer trampas. No es más rentable aquello que es más barato, sino lo que nos va a permitir ahorrar trabajo y poder ejecutar más tareas en el mismo periodo de tiempo.
Y en vuestra empresa, ¿quién decide sobre las tecnología? ¿Escuchan al departamento IT?
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