La inconsistencia de Windows 10 llega en el peor momento para la empresa

La inconsistencia de Windows 10 llega en el peor momento para la empresa
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Llueve sobre mojado. Microsoft ha cogido la mala costumbre con Windows 10 de lanzar sus actualizaciones en el primer semestre del año, un momento que para la mayoría de las empresas suele ser muy complicado. Y lo peor de todo es que muchas veces la actualización no está tan pulida como debería o directamente provoca errores. Por eso la inconsistencia de Windows 10 llega en el peor momento para la empresa.

Resulta especialmente molesto dada la insistencia de los de Redmond en cumplir con su calendario, a pesar de una actualización que ya había dado numerosos problemas. Estos había sido reportados por los usuarios de Microsoft Insiders, aquellos que deciden probar las versiones antes de su puesta en marcha para el público en general. Y a pesar de esto han lanzado la actualización.

Las actualizaciones de características lo único que provocan son molestias a la mayoría de las compañías, ya que no aportan nada reseñable para las propias empresas. Lo malo es que con la nueva política de Microsoft la insistencia en instalar las actualizaciones acaba por hacer que muchos empleados lo hagan por descuido. Y luego vienen las sorpresas.

Aplicaciones que no funcionan o se bloquean, problemas para acceder a la red, pantallazos azules o incluso acceder al propio escritorio. La parte positiva es que volver atrás una vez instalada la versión es relativamente sencillo y rápido. Esto no implica que hayamos perdido buena parte de la mañana con estos temas.

Si aparece la actualización a Windows 10 1803, mejor tratar de aplazarla lo máximo posible

Además las pymes y los profesionales que utilizan una versión Home de Windows 10 no pueden cancelar las actualizaciones, a lo máximo posponerlas por un breve tiempo, poco más de un mes. No ocurre lo mismo con los equipos con Versión Windows 10 Pro, que tienen más posibilidades de aplazar estas actualizaciones. Lo mismo ocurre con las grandes empresas, donde las actualizaciones se aplican de forma centralizada.

Los que más padecen en estos casos son los pequeños, precisamente aquellos que no suelen tener un servicio técnico y que muchas veces no saben cómo salir del problema en el que les ha metido Microsoft. Lo cierto es que este sistema de actualizaciones constantes en poco o nada beneficia a la mayoría de las empresas y menos si no salen perfectamente probadas para su puesta en marcha.

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