Aplicaciones de todo tipo para nuestros smartphones para mejorar nuestra productividad, herramientas de productividad en la nube, y en definitiva una infinidad de opciones para bien sea mediante nuestra tableta, nuestro smartphone o nuestro ordenador portátil seamos más eficientes y vivamos profesionalmente más cómodos, pero ¿realmente son útiles siempre dichas herramientas?
Por supuesto el simple objetivo de querer mejorar nuestra productividad y convertirnos en más eficientes, realizando a la vez las tareas de forma más ágil y simple, es un objetivo más que loable y de aplaudir. Ahora bien, de eso, a sacralizarlo y/o querer disponer de todas las que existen media un trecho.
Y es que siempre he defendido el uso intensivo de las nuevas tecnologías. Y siempre he defendido que debemos ser curiosos ante ellas. Es más, creo no tan sólo que hemos de ser curiosos, si no que hemos de volver a ser como niños, queriendo probarlo todo, queriendo conocerlo todo. Ahora bien, todo ello, y más en lo profesional, con sentido.
Y es que de no hacerlo con sentido, de querer disponer de todo siempre y permanentemente actualizándolo, de pasar más tiempo instalando, probando y volviendo a instalar, herramientas y más herramientas, que realmente sacándole jugo a la mejora en productividad, lo único que podemos lograr es el efecto contrario al deseado.
Así, estará bien que dispongamos de las últimas novedades, que las conozcamos y que las utilicemos, y que vayamos integrando a nuestra realidad cada vez otras novedades. Pero de una forma tranquila, pausada, conociendo bien todo lo que cada herramienta nos puede aportar, y utilizando sólo las que realmente nos aporten algo.
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