Si hay un cuello de botella en el desarrollo de los teléfonos móviles inteligentes sin duda este es la duración de las baterías, la autonomía que nos permite sin estar conectados a la red eléctrica. Esto es más importante a medida que pasamos menos tiempo en el puesto de trabajo y más en movilidad. Por eso el verano pone a prueba la autonomía del smartphone.
Es una época del año donde con las vacaciones, pero también con las jornadas continuas que aplican muchas empresas tenemos la posibilidad de tener la tarde libre. Pero para muchos no significa dejar de trabajar, sino que dependen del smartphone para gestionar el correo electrónico, acceder a aplicaciones corporativas o documentos, etc.
El problema es que el smartphone entra en un bucle de estar casi siempre enchufado para tener la capacidad de batería al máximo de carga. Por las noches para llegar al trabajo a tope de carga, en el trabajo para no quedarnos sin carga justo al salir. Vivimos casi obsesionados con no quedarnos sin batería.
Tenemos algunas alternativas para mejorar la batería en forma de aplicaciones, pero también baterías externas que nos pueden facilitar recargar cuando no tenemos un enchufe a mano y por supuesto el coche hoy en día nos va a dar la recarga extra que necesitamos.
Sin embargo la opción más cómoda de todas las que he probado es tener una batería extra que podamos intercambiar con la nuestra cuando está agotada. Significa como mínimo doblar nuestra autonomía y la inversión no suele ser muy alta. Si tenemos la posibilidad de comprarla con un enchufe cargador externo, mejor todavía.
De esta forma tendremos la posibilidad de mantener la funcionalidad de nuestro smartphone y ganamos tranquilidad para saber que cuando necesitemos utilizarlo podremos hacerlo sin mayores inconvenientes. Y vosotros, ¿qué sistema utilizáis para no tener problemas de autonomía para el smartphone?
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