No es la primera vez que oigo esta expresión, el teletrabajo me mata. Por lo general se refiere a los inconvenientes de esta forma de trabajo en la que el empleado está realizando sus tareas desde su casa, sin conexión con el resto del equipo, aislado y sin una presencia continuada en la sede de la empresa.
Diferenciamos de esta manera del teletrabajo como herramienta que permite un mayor flexibilidad de horarios, que nos permite no ir a trabajar a la oficina y hacerlo desde casa si surge alguna circunstancia especial, una mayor libertad en las horas de entrada y salida que nos permiten evitar las horas punta, etc.
Los principales problemas que pueden surgir en el primer caso se producen por una falta de conexión emocional con el resto del equipo, de nuestra empresa que se encuentra dispersa por otras zonas. Un ejemplo serían los grupos de comerciales, que ocupan zonas de venta diferentes, y que, en el mejor de los casos, acaban quedando una vez a la semana para comer.
Sentirse parte de una organización, de un esfuerzo común, que otros están teniendo los mismos problemas que nosotros, ver como se resuelven o que alguien se preocupa por nosotros contribuye a que cada trabajador pueda dar lo mejor de si mismo. Para el teletrabajador la comunicación debe ser constante intentando reforzar esta conexión emocional.
Otro problema que puede surgir es la falta de horarios. Esto lleva a prolongar las jornadas de trabajo más allá de lo que sería razonable y acabamos trabajando durante todo el día. Aquí depende mucho del grado de organización de cada uno, pero lo cierto es que esta flexibilidad es un arma de doble filo. Mal entendida se convierte en una esclavitud.
La otra parte es la positiva, poder flexibilizar nuestra jornada en función de nuestra vida personal. Según se va prolongando en el tiempo la actividad del teletrabajador se fija más la atención en los aspectos negativos, que en los positivos. No es una cuestión fácil salir adelante, requiere un alto grado de disciplina, pero puede compensar, y mucho, si sabemos organizarnos bien.
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