Un amigo y yo comentábamos el otro día la posibilidad de vender una idea desde su empresa para el mundo, pero claro, no disponemos de una buena posibilidad económica tal que nos permita vender o poner en marcha nuestra idea. Capital de riesgo para la pyme, se puede conseguir, pero ¿a qué coste?
Existen unas figuras en los Estados Unidos llamadas "Business Angel" cuyo único rol dentro de la idea es aportar un el dinero para ponerla en marcha, hacerla llegar al mundo y ver como da sus primeros pasos. A cambio, estas figuras ejecutivas quieren tener una retroalimentación económica fuerte y con cierta prisa.
Capital de riesgo para la pyme
Para un "Business Angel" poco importa en qué universidad estuvo el dueño de la idea ya que su objetivo es encontrar emprendedores que sepan contar una buena historia, porque eso es lo que va a contribuir a la construcción de la marca. En un primer momento el emprendedor no es más que un buen contador de historias.
Mientras más capaz sea el emprendedor de reducir los riesgos que impactan al equipo, el mercado, riesgos competitivos, o que puedan afectar al producto, más interesante será su empresa. Además, teniendo en cuenta que es muy fácil abrir negocios diversos en Internet o en la nube: ¿por qué no buscar alguien que pueda dar el soporte tecnológico necesario y construir un prototipo?
Aprovechando herramientas gratuitas y opciones que nos regala Internet, deberíamos ser capaces de mostrar un boceto que casi funcione, donde se vea nuestras ganas de llevarlo a cabo, que casi parezca un holograma de Stars Wars pero qué solo requiera de una moneda para empezar a funcionar como las máquinas tragaperras.
Cuando hablemos de nuestra historia, hablemos del producto y no de nosotros mismo. Nuestro producto mostrará quién es y dirá lo que es preciso saber sobre nosotros o nuestra pyme. Debemos tener en cuenta que si somos elegidos seremos los responsables de llevar a cabo nuestra idea por tanto no nos pude faltar madera de líder.
Conclusión
No es sólo una idea lo que el "Business Angel" quiere ver, sino como se la exponemos, el mimo que le damos, el cariño que le daremos y sobre todo: cómo podrá éste tener una buena retroalimentación económica férrea y segura. No pensemos sólo en nuestro producto sino en enamorar a aquél que lo pagará.
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