El insostenible modelo de la cultura del subsidio

El insostenible modelo de la cultura del subsidio
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Estamos en tiempo nos dicen de crisis económica, muchas personas están sufriendo las consecuencias de una situación global deteriorada y muchas empresas y autónomos se ven arrastrados a momentos difíciles, muy difíciles, pero a veces parece que vivamos más pendientes y llorando por lo que “papa estado” no nos da, que de ganárnoslo por nosotros mismos y eso es insostenible.

Para mí, uno de los grandes errores de la Europa moderna y especialmente de España es el tan elevado nivel de protección social, subvenciones y subsidios con los que se ha querido dotar a los ciudadanos y empresas de nuestro país, ello trasladado particularmente al tejido empresarial nos provoca muchas veces estar más preocupados por ver que subvenciones o subsidios nos podremos acoger para “seguir” con nuestra actividad empresarial, en lugar de pensar en cómo desarrollar eficiente y competitivamente nuestra actividad empresarial.

Esta muy bien dar incentivos al desarrollo y a las empresas que aporten valor pero no incentivar que las mismas se acomoden en la cultura del subsidio y peor aun la protección que se da al trabajador, no es que se le proteja del despido, es que en muchos casos se le incentiva a preferir ser despedido porque ganara más o bien a la par que trabajando.

Ello tiene consecuencias funestas tanto para el propio trabajador, incentivando a muchos a la actitud parasitaria subsidiada, a pensar y calcular más en cómo lograr entre subsidios, actividades sumergidas y mínimo esfuerzo laboral real subsistir, en lugar de buscar vivir plenamente al máximo de sus capacidades.

Y todo ello por supuesto también lastra la competitividad empresarial, pues ya se sabe que si la masa laboral sabe que aunque le falte el trabajo tendrá el colchón del estado (que pagamos entre todos, no lo paga un ente etéreo) y que si encima hay crisis se lo incrementaremos el colchón (¿y quién se lo incrementa a la empresa?, única y autentica creadora de riqueza, pues si el trabajador trabaja es porque la empresa aporta oferta laboral) pues de alta productividad nada de nada.

Es verdad que estamos pasando por un mal momento económico, pero también lo es que oportunidades siempre las hay, hay que saber y querer buscarlas, hay que buscarse la vida y saber aprovecharlas. Ayudar al desarrollo personal y profesional es una cosa, financiar la vida de las personas es otra muy distinta.

Y es que en nuestro país pensamos que el estado o la administración tienen la obligación de velar por nosotros, pensamos en lo que creemos que el estado debe de hacer por nosotros y no en lo que nosotros deberíamos hacer por nosotros mismos. Nosotros somos responsables de nuestro éxito o de nuestro fracaso, rehenes o esclavos de nuestras ineficiencias, artífices de nuestro éxito.

Tema aparte es el de las empresas o sectores que piden permanentemente ayudas públicas para sus sectores o empresas, las empresas y sectores funcionaran si el mercado demanda sus productos o servicios sino deberán morir en él, y no pasara nada, otras ocuparan su lugar y así el ciclo de la economía, el ciclo de la vida seguirá su camino.

Nos hemos acostumbrado como las garrapatas, nos hemos acostumbrado a esperar que nos lo den todo hecho, nos ponemos enfermos, sanidad pública, nos quedamos de baja médica, prestación publica, nos jubilamos, que el estado nos pague con el dinero de todos, ¿Por qué no asumimos nosotros todas esas responsabilidades de construirnos a lo largo de la vida nuestro presente y nuestro futuro?, ¿Por qué la empresa, el profesional y la sociedad no lucha por sí misma y en lugar de pensar en que puede hacer el estado por nosotros no pensamos en cómo podemos contribuir nosotros en la medida que queramos con el estado, con la sociedad?.

En Pymes y Autónomos | La eficacia de las subvenciones
Imagen | joseangel_ap

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