Un empresario no es una empresa y es tan ciudadano como los demás

Un empresario no es una empresa y es tan ciudadano como los demás
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Me encuentro ayer co un tweet de @rosamariaartal que dice textualemte:

El tweet se refiere a las recomendaciones del FMI, como siempre no exentas de polémica, en relación a que en España haría falta una rebaja de salarios del 10% y, a su vez, de impuestos a las empresas. Y tiene su continuación en el post al que se enlaza en dicha cita.

Que conste que no tengo en demasiada estima al FMI, ni a su labor, ni a lo que regularmente recomienda ni prevé, y sin ningún ánimo de polemizar con esta periodista, dicho sea de paso a la que respeto enormemente, sí me gustaría aclarar una serie de cosas con las que quiero poner en valor el esfuerzo de muchos empresarios y acabar con la demonización sobre este colectivo y el maniqueismo que nos obliga a posicionarnos del lado de los empresarios o de los trabajadores (como si los empresarios no trabajaran).

En primer lugar un empresario no es una empresa y es tan ciudadano como los demás. El empresario no tributa por el Impuesto de Sociedadesn (eso lo hace la empresa), sino por el IRPF (como los trabajadores) y no difruta de ningún beneficio fiscal por ello, de hecho no aplica en sus ingresos la deducción por rendimientos del trabajo que sí "disfrutan" los trabajadores por cuenta ajena.

Los pequeños empresarios (autónomos y pymes) suponen más del 90% de las empresas de este país y generan más del 70% del empleo. Son, por tanto, un elemento fundamental en el desarrollo económico y, a mi entender, sería bueno cuidar su actividad e incentivarla (ojo, no subvencionarlas), ya que si no hubiera empresarios y empresas tampoco habría trabajadores.

Los beneficios fiscales a las empresas se otorgan en base a una serie de requisitos. Por ejemplo, la deducción fiscal por creación de empleo sólo se puede aplicar, lógicamente, si la empresa contribuye a la creación de empleo. Es, por tanto, un incentivo que no es gratuito ya que la empresa contribuye al sistema (principalmente a la Seguridad Social) con cada persona que trabaja para ella, y, lógicamente, intercambiando el trabajo por una remuneración pactada.

Por último, y no menos importante, si tan beneficioso es ser empresario ¿por qué no hay más? ¿por qué España registra el índice de emprendimiento más bajo de los paises del entorno? ¿por qué la mayoría de las personas nunca se plantearían el convertise en empresario para salir de su situación de desempleo? ¿Tiene eso algo que ver con el hecho de que el empresario arriesga su dinero y la mayor parte de su patrimonio en su negocio? ¿Con no tener ingresos fijos (sí gastos, y más si tienes empleados) ni garantía o seguridad de que la empresa funcione, o de cobrar los trabajos a los clientes y tener la obligación de pagar puntualmente la luz, los salarios, la Seguridad Social, etc. a pesar de no tener recursos?

Solemos identificar al empresario con los grandes ejecutivos del país, pero la realidad es que la inmensa mayoría ni son Emilio Botín, ni Florentino Pérez, ni mucho menos Amancio Ortega. La gran mayoría son Pepe el panadero, Lucía la abogada o Angel el de la librería del la esquina, gente que trabaja más de cuarenta horas semanales y que tiene los mismos derechos y obligaciones que el resto de los españoles.

Por respeto a Pepe, a Lucía, a Angel y a más de tres millones de cuidadanos más, creo que deberíamos reconocer que, a veces, cometemos el grave error de generalizar y criminalizar a quien no lo merece, como también hacemos con los funcionarios.

En Pymes y Autónomos | Pues parece que emprender no mola ¿verdad? Imagen | jlastras

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