El tiempo del freelance también es oro

El tiempo del freelance también es oro
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En otras ocasiones hemos hablado de cómo gestionar el tiempo cuando se trabaja para varios clientes. Cómo desenvolvernos si realizamos parte del trabajo en casa. Toda una serie de leyes no escritas pero que están ahí, que es mejor cumplir por el bien del resultado final: un buen trabajo y un cliente satisfecho.

Todo freelance que se precie, ha recibido en alguna ocasión esa llamada que versa sobre una golosa propuesta. No es un sí, pero la otra persona (cliente) lo vende como un proyecto maravilloso tanto por su contenido como por el renombre de la empresa que está detrás. El reloj comienza a funcionar, el tiempo es oro para un freelance, es consciente de que ha de cumplir con lo que ahora tiene entre manos, espera esa llamada. De hecho, se concierta una cita y comienza a cambiar sus horarios para asistir a esa reunión.

Un detalle a tener en cuenta por parte de quien realiza un encargo debiera ser el cumplir. Cumplir con esa llamada que iba a realizar para que se le fuera a visitar. Cumplir y no romper la comunicación. Cumplir y decir al que espera algo tan sencillo como "adelante" o "lo siento, otra vez será, estamos en contacto".

El silencio es la peor de las elecciones. Somos humanos y un incidente serio puede habernos impedido realizar esa llamada o escribir ese correo, pero si no es así, ¿qué clase de mensaje le estamos lanzando a esa persona? La indiferencia más absoluta.

El otro día escuchaba a personas que decían sentirse todavía más deprimidos puesto que al presentar su currículum a unas cien ofertas, no recibían ni una sola contestación, y hago un inciso, la negativa junto al gracias por prestar atención a nuestra empresa también la anhelaban.

Tanto en un caso como en otro, una breve explicación, una llamada de un minuto, un mensaje, cualquier detalle es mucho más positivo que la indiferencia, sobre todo cuando la persona que espera no había dado el paso de contactar con este cliente.

Se me ocurre que es como acudir a un puesto donde venden naranjas en un mercado de abastos, pedir un kilo, realizar alabanzas al color, al aroma y aventurar lo sabrosas que estarán y dejar al vendedor con la bolsa en la mano diciéndole que vas a dar una vuelta... y no regresar. ¿Quién de los dos ha salido ganando?

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Imagen|Juanedc

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