El movimiento slow en nuestro trabajo diario: ¿Es una utopía?

El movimiento slow en nuestro trabajo diario: ¿Es una utopía?
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Vamos demasiado deprisa. El mundo, la economía, la sociedad caminan a una velocidad de vértigo. Apenas hay tiempo para reflexionar, ni tampoco para disfrutar del camino. Es una carrera que, en muchas ocasiones, carece de todo el sentido. Por eso, cabe preguntarse si es posible frenar, darle prioridad a tu vida frente a tu trabajo. ¿Es una utopía?

El movimiento slow nació a mediados de la década de los 80. En la Plaza de España en Roma se pretendía abrir un restaurante McDonald´s y Carlo Petrini decidió protestar contra ello. Fue así como nació el ‘slow food’, como contraposición al crecimiento exponencial, aún en nuestros días, de la comida rápida (y basura). De ahí se fue trasladando a otras áreas y también al trabajo.

Hace unos días leía este artículo de Franck Scipion en su blog ‘Ingresos al Cuadrado’ sobre si trabajar menos, para poder vivir mejor en nuestro día a día, era un sueño o entraba dentro de lo posible. Y allí planteaba un modelo para autónomos que es digno, al menos, de leer. Se trata de priorizar ingresos estables, pudiendo reducir la carga de trabajo y así contar con una mayor calidad de vida.

Dicho así, fríamente, muchos podréis pensar que es casi un imposible. Y lleváis razón en que no es una tarea fácil, en absoluto. Aunque Scipion se empeñe, no sólo depende de ti. Hay muchos factores externos que influyen y que hacen el cambio de filosofía de vida un tanto complicado.

Pero sí merece la pena no perder de vista esta filosofía, al menos, para tomar decisiones importantes en la carrera profesional. Merece la pena intentar ponerla en práctica, aunque sea en parte, por muchas razones. La principal es que si tu particular ‘fast work’ no te permite disfrutar de tu vida (tu familia, tus amigos, tus hobbies), pierde gran parte de su sentido. ¿Trabajas para vivir o vives para trabajar?

Quizás en el camino nos hemos creado demasiadas necesidades que nos obligan a trabajar mucho más para cubrirlas. Quizás se puede vivir con menos y ser más feliz. No se trata de aspirar a un esfuerzo mínimo sin más, a tumbarse para vivir a placer, si no a un equilibrio de la vida personal y profesional, cueste lo que cueste. Decía el poeta estadounidense Thoreu: “Me fui a los bosques porque quería vivir sin prisa; Quería vivir intensamente y sorberle todo su jugo a la vida; Abandonar todo lo que no era vida, para no descubrir; en el momento de mi muerte, que no había vivido”. Sea o no una utopía, nunca está de más intentarlo.

En Pymes y Autónomos | Conciliación y productividad, Conciliación Laboral Imagen | Herr Olsen

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