Cuando el líder es un seductor

Cuando el líder es un seductor
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A pesar de existir múltiples manuales, casos de éxito en los que zambullirnos para copiar, inspirarnos o simplemente, aprender; lo cierto es que hay personas que tienen un don, una habilidad especial para empujar a un grupo gracias a una idea y a su personalidad.

De todas las características que conocemos, la seducción es vital. Sólo hay que fijarse en el día a día. Hombres y mujeres, sin una aparente formación académica brillante, son el centro de atención por su capacidad de seducción. Son buenos oradores, simpáticos, con carisma y cierran un trato aparentemente de una manera sencilla.

Un líder ante todo es un seductor. Si se dedica a la venta, tiene que saber escoger el momento, el lugar, y las palabras para cerrar una. Pero la seducción tiene que ir de la mano de una buena estrategia y de autenticidad.

La seducción junto a la credibilidad son una bomba explosiva. Si queremos cerrar un trato, de nada sirve envolver nuestra idea con promesas huecas, la firmeza y la persuasión deben ir de la mano de un buen producto.

La seducción no está siempre ligada al amor o al sexo, sino que incluso seducimos cuando comunicamos. La carga genética está ahí, por eso, por muchos manuales que leamos si nos falta ese componente, nos costará algo más conquistar a ese cliente.

No hay nada peor que una persona carente de carisma forzando esa cualidad.

El líder seductor sabe encontrar el equilibrio para gustar, y a la vez, que el otro se sienta el centro del universo. Este comportamiento requiere de mucha habilidad. No hay que confundir con la persona que regala halagos sin ton ni son y puede invitar a salir corriendo a quien tiene delante.

Si nos planteamos si nosotros tenemos algún rasgo que pueda seducir al resto, no hay más que acudir al psicólogo Robert Greene. Hace unos años creó una tipología de seductores en su libro "El arte de la seducción". En este manual, explica cómo el comportamiento de un seductor puede ser de gran utilidad en el mundo de los negocios. Los ejemplos de líderes históricos acompañan a unas reflexiones cargadas de lógica.

El seductor, a pesar de lo que pueda parecer, no es alguien preocupado en su persona, sino en conocer cada recoveco del otro. Es alguien que se toma su tiempo, en una época en la que apenas disponemos de él para respirar.

Por esta razón, cuando nos hallamos ante un ser humano que practica la escucha activa, que nos demuestra que le importan nuestras necesidades, que cuenta con una sonrisa y es resolutivo, no sólo estaremos ante un buen líder, sino ante un seductor en el mundo de los negocios.

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Imagen|Oxforland

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