España durante el período de crisis económica (2007-2017). Muchos profesionales cualificados encuentran problemas para acceder a un mercado de trabajo sobrecargado que cada vez expulsa a más trabajadores de sus entrañas. Con una tasa de paro superior al 20% (y, en algunos casos, al 25%) y un mercado que no consigue garantizar contratos indefinidos, son muchas las personas que se ven obligadas a hacer las maletas y emigrar al extranjero con el fin de mejorar sus perspectivas laborales y salariales.
Una realidad que afecta a todos los sectores profesionales y a todos los trabajadores. Pero, ¿a todos? Lo cierto es que no. Existe todavía un pequeño reducto que todavía resiste la embestida de una crisis económica que todo se ha llevado por delante. Este no es otro que el sector de la informática.
Con una tasa de paro inexistente y una demanda de trabajadores insatisfecha por parte de las grandes empresas, la ingeniería informática se ha convertido en una de las profesiones que mejor ha aguantado la crisis, junto con los médicos. Por si fuera poco, los informáticos tienen unos sueldos nada despreciables, de unos 30.000 euros brutos al año, cuando la media nacional es de 23.000.
Los números hablan por sí solos: en 2015, la Comisión Europea cifró en 900.000 los puestos de empleo vacantes en las tecnologías de la información en el Viejo Continente y la inserción laboral es del 96%, según el presidente del Consejo de Colegios de Ingenieros en Informática. Y esta demanda va a más, especialmente por la proliferación y consolidación de tecnologías como el Big Data, las aplicaciones móviles o los software de gestión empresarial (ERP).
Sin embargo, y a pesar de ser una carrera con excelentes salidas profesionales, todavía son pocos relativamente los que se decantan por estudiar esta carrera. En 2015, en España había 45.430 estudiantes matriculados en estudios universitarios del ámbito de la informática y se titularon 4.554, según el Ministerio de Educación.
De todos estos estudiantes, las mujeres únicamente representan un porcentaje de entre el 10 y el 15%, muy por debajo de cualquier otra carrera. Muchos expertos consideran que esta realidad constituye un grave problema y que debería haber medios para que ellas también se decantasen por una carrera que ofrece a quienes la estudian una estabilidad de la que pocos trabajadores pueden gozar hoy en día.
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