Trato personalizado, valor añadido y cercanía, las armas del pequeño comercio contra la globalización

Trato personalizado, valor añadido y cercanía, las armas del pequeño comercio contra la globalización
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Cuando hablamos de pequeño comercio tenemos en mente las tiendas de barrio, esas que han estado ahí toda la vida, pero que hoy poco a poco van desapareciendo. Pero no todas, algunas sobreviven gracias al trato personalizado, el valor añadido o la cercanía, las armas del pequeño comercio contra la globalización.

El trato personalizado nos los ofrecen en muchos establecimientos, pero no en todos. Desde la carnicería que sabe cómo te gusta el corte de los filetes, hasta la peluquería o el bar de la esquina que sabe como nos gusta el café. Son establecimientos que frecuentamos habitualmente, mínimo una o dos veces por semana. Pero en los que muchas veces tratan al cliente de barrio como si fuera un turista que no volverá.

Y sin embargo en otros no lo ofrecen, la panadería despacha pan, pero no sabe que tipo me gusta o cuál es mi pastel favorito o se quedan sin hornada un poco antes de la hora de comer. El resultado es que en muchas ocasiones voy a comprar a un supermercado cercano el pan, a pesar de que sea incómodo o tenga que hacer más cola. Si no hay trato personalizado, vamos a aportar por precios más baratos. Amazon no sabe cómo te gusta que te corten la carne, sabe que te gusta un tipo de carne si de lo compraste a ellos. Nunca podrá dar este trato personalizado.

Pero el cliente del pequeño comercio también valora el valor añadido. En las rebajas, la zapatería de barrio informa y ofrece a sus clientes habituales que bajará precios y que ellos tendrán un par de días antes de abrir a todo el mundo. Además no solo te vendo un zapato, sino que te recomiendo cuál te irá mejor en función de tu pisada, si sales a correr o de tu altura y peso si tienes que pasar muchas horas de pie. Si lo puede hacer una gran superficie, por qué no lo puede hacer el pequeño comercio.

Por último hay que tener en cuenta la cercanía. El pequeño comercio se nutre de una base de clientes que están en su entorno. Si además logramos crearnos una buena reputación, una marca como local, iremos ampliando poco a poco dicha base de clientes. Pero no por ello tenemos que perder la cercanía. Entrar y que sepas como te llamas, que conozcan tu talla de pantalón o tu número de pie... como tomas el café o qué tapa te gusta más. Son cosas muy sencillas, pero que hacen que tus clientes vuelvan una y otra vez.

Y todo esto gigantes del comercio online como Amazon tratan de ponerlo en práctica. Te envían correos con tu nombre, intentan llegar a ti con recomendaciones basadas en tus últimas compras. Y muchas veces aciertan. Tanto que al final tienes más trato con el repartidor de Seur que con el panadero de la esquina que solo se queja de que los clientes no entran. Las armas para competir las tienen, ahora solo tienen que empezar a sacarles partido.

En Pymes y Autónomos | Los pequeños comercios siguen siendo importantes

Imagen | Artem Bali

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