Muchos pequeños negocios, comercios y pymes utilizan de forma activa las redes sociales a lo largo del año. Es una forma de comunicarse con muchos de sus clientes, de mostrar su actividad, de crear un pequeño vínculo con ellos. Pero a veces todo esto se corta cuando llega el momento del descanso y las redes sociales cierran por vacaciones.
Ocurre lo mismo con muchos autónomos. No se trata solo de la necesidad de descansar, sino también de desconectar. Aunque para muchas empresas pequeñas y comercios, la gestión de las redes sociales se lleva casi como algo personal, más que una cuestión profesional. Por eso muchos no ven nada malo en seguir pendientes de las mismas durante el parón por vacaciones en el que la empresa está cerrada.
Si no cierra y la empresa dispone de varios trabajadores la solución es sencilla. Se dejan programadas publicaciones para no tener un vacío durante los días que las vacaciones del community manager. Y otro de los trabajadores se preocupará de responder si existe algún comentario o petición a través de estos canales.
Cuando estamos hablando de que la empresa cierra en su totalidad durante un periodo de tiempo o somos autónomos la cosa cambia un poco. En estos casos siempre hay que avisar, también por redes sociales que nos vamos de vacaciones. Es cierto que podemos dejar programadas las publicaciones, bajando un poco nuestro ritmo habitual para que no haya un periodo vacío. Pero hay que estar pendientes de los comentarios y menciones.
Todo depende del nivel de actividad que tengamos habitualmente. Si resulta que cada día estamos contestando cinco o seis comentarios a lo largo del año, en vacaciones, simplemente por cambios de rutinas puede que bajen a uno dos. Por lo que sería necesario echarles un ojo. Bastaría conectarnos brevemente cinco minutos desde el móvil, no es necesario estar enganchados y responder al momento.
La cuestión es que en ocasiones esto genera un problema para desconectar del trabajo, uno de los objetivos principales del descanso en vacaciones de verano. Se mezcla vida personal y laboral, donde es muy difícil definir donde empieza una y acaba la otra. Y esto luego a lo largo del año acaba por pasar factura.
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