La mala atención al cliente y sus consecuencias

La mala atención al cliente y sus consecuencias
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Ayer me dijo un amigo que no iba a volver a un supermercado. Le queda cerca de donde va a trabajar y muchas veces realiza pequeñas compras. Le pregunté la razón. "No me gusta cómo hablan entre las dependientas". No le terminé de entender. ¿Le habían tratado mal como cliente? ¿A otra persona? Resultó que sí, pero además entre ellas mantenían cierto tipo de conversaciones que no venían muy a cuento en ese contexto.

No se trata de que a mi amigo le guste que los trabajadores no puedan hablar, y menos mantener una charla distendida si se trabaja de cara al público. Pero lo que le había violentado era tanto el tono, como el contenido. ¿Podría tratarse de una opinión subjetiva? No, la mala atención comienza cuando se rompe esa fina línea delgada entre la amabilidad y la grosería.

Trabajar todos los días con personas es complicado. Muchos profesionales no necesitan estudiar un máster en habilidades sociales puesto que lo llevan dentro, poseen eso conocido coloquialmente como "tener ángel". Les gusta el trato con la gente, son cordiales, sus sonrisas son contagiosas y además ofrecen un buen producto o servicio. El problema viene cuando lo que desempeñas a diario no te gusta ni lo pretendes.

Volviendo a nuestro caso; además de ese intercambio de información demasiado personal, a gritos y con un lenguaje soez, mi amigo añadió que no tenían el establecimiento ordenado y ese mismo día un hombre mayor acabó en el suelo por pisar aceite derramado. Sólo este hecho supone una falta, un espanto para quien estuviera allí comprando, pero lo peor vino cuando ninguna fue capaz de dejar su puesto para ayudarlo.

No hablamos de una gran superficie sino de uno de esos supermercados pequeños donde todo se oye pero donde todo también se ve. Pensé al imaginar la escena, en los demás clientes (que sí fueron a socorrer al accidentado) Y es que cuando se trata de contratar o de aceptar un trabajo de cara al público, alguien debería supervisar cómo se desarrolla la labor en el día a día, o si realmente esa persona conoce el significado de la palabra empatía.

Ni unos precios bajos, ni la comodidad de tener cerca el lugar son suficientes alicientes. Aunque vivamos mirando el reloj, todavía existen ciertas cosas que no toleramos como clientes y personas: el ser invisible para quien te debe atender.

Buenos dependientes existen y clientes insoportables también, pero en este caso destacamos la pésima influencia que puede tener en un negocio por muchas franquicias que tenga, gracias a dos personas. Con lo que se demuestra que cada detalle es importante. Un buen ejemplo sería el caso de Burger King y lo que un documental ha destapado en uno de sus establecimientos.

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Imagen|Freddy The Boy

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