Tener muchos seguidores de nuestra marca en redes nos asegura el éxito de nuestra presencia en redes y, por ende, más ventas. Es una de esas falsas creencias instaladas en muchas empresas que creen que la cantidad es el único resultado aceptable. Tener más ‘me gusta’ en Facebook o ‘followers’ en Twitter, ¿para qué sirve si no existe la interacción, la fidelización, la acción a las que, realmente, aspiras?
No nos engañemos: dentro del enorme ecosistema de los medios sociales (Facebook tiene 16 millones de usuarios registrados en España y Twitter unos 5, por ejemplo) no es fácil hacerse un hueco y tener repercusión suficiente en tus distintas acciones sin contar con una masa crítica. También es justo decir que muchas de las grandes marcas ya tienen esa audiencia en su haber, en muchos de los casos, gracias a su trayectoria 'offline'.
Pero teniendo eso presente, es un error confundir la parte por el todo y colocar como único objetivo el incremento de esa audiencia. Porque para eso no es necesaria una estrategia, ni un plan concreto sino, simplemente, comprar miles de fans por un puñado de euros sin más. Hay muchas maneras de hacerlo.
Pero, ¿para qué quieres que tu marca tenga millones de fans? ¿Cuál es, realmente, el fin último? ¿Qué consigues teniendo 10.000 seguidores de tu pequeño negocio si no logras conectar con ellos? No hay forma de medir el éxito o el fracaso de las redes más engañosa e injusta que la cantidad de seguidores, pues de muy poco servirán si no participan, comentan, critican o te apoyan.
Lo dicho, si quieres un número lo puedes conseguir a golpe de clic. Si quieres un plus que mejore la imagen de tu marca, refuerce tu posición en tu mercado y fidelice a tus potenciales clientes tienes que aportar mucho más. Buen contenido con buena estrategia.
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