Seguro que, en alguna ocasión, has querido colgar un cartel enorme junto a tu mesa en la oficina con ese lema: ‘Silencio... Se trabaja’. La mayoría de los datos no dejan lugar a dudas: los espacios de trabajo abiertos tienen en el ruido su principal obstáculo. Un problema que puede suponer efectos significativos en el rendimiento y la productividad. Por tanto, ¿por qué no plantear medidas?
Son muchos los estudios que en los últimos años señalan esta dificultad. El último, elaborado en la Universidad de Sydney y sobre el que nos hicimos eco en estas mismas líneas, concluía que un mayor espacio de trabajo (privado) generaría mayor satisfacción al grueso de los trabajadores.
Y, partiendo de esa base, ¿qué medidas se pueden implantar? ¿Hay alguna solución para aprovechar la utilidad de una oficina abierta (colaboración, socialización...), a la vez que se lucha contra esas dificultades? En FastCompany.com señalan tres medidas planteadas por un experto en productividad, Jason Fried, cofundador de Basecamp y autor de uno de los libros más conocidos sobre el teletrabajo.
Establecer áreas privadas para los momentos en los que los trabajadores necesiten un espacio para pensar y ‘desatar’ su creatividad.
Programar periodos de silencio. Por las tardes, sin reuniones, ni conversaciones, ni interrupciones o correos electrónicos. Sólo los empleados trabajando en un entorno silencioso para completar las tareas previstas.
Ofrecer la opción de trabajar fuera de la oficina. Un día al mes, al principio, para luego ir incrementando la frecuencia.
Son tres medidas que no impiden la colaboración en una oficina abierta, pero que trata de poner coto al ruido y la falta de concentración. ¿Incluirías alguna otra más?
En Pymes y Autónomos | ¿Es la oficina abierta un riesgo para la productividad en la empresa?, Cada vez son más los empresarios que trasladan su oficina a casa, Todos los caminos de la productividad llevan a la oficina cerrada Imagen | ottonassar