Por qué empresas y empleados huyen del teletrabajo
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Por qué empresas y empleados huyen del teletrabajo

Cada vez que sale a relucir el tema del teletrabajo parace que simplemente por una cuestión de cifras las empresas deberían ser las primeras interesadas en implantarlo o al menos dar la opción a sus empleados. No tendrían que tener unas oficinas tan grandes, podrían habilitar puestos de trabajo itinerantes y se estima un ahorro en infraestructuras entre un 20 y un 30% dependiendo del estudio. Y a pesar de todo, el teletrabajo no es la opción preferente para muchas organizaciones.

También para los empleados que en muchos casos flexibilizaría en gran medida el horario al que pueden entrar, no tener que verse atados a su mesa de trabajo, etc. No se trata de perder el contacto con los compañeros o dejar de sentirse parte de la organización, sino más bien de ganar en flexibilidad para poder trabajar un par de tardes a la semana desde casa, o una o dos mañanas, de manera que seguimos trabajando en la empresa, pero no de forma obligatoria cada día de 9 a 6.

Los empleados quieren flexibilidad, pero no asumir el coste del teletrabajo

Y sin embargo es una medida que no convence a ninguno de los dos. Al empleado porque piensa que si no está dentro del ambiente de la oficina va a perder oportunidades de ascenso, porque conciliar en muchos casos saben que puede tener un coste laboral. Y a la vez existe cierta desconexión o se puede ver con recelo por parte de otros compañeros que se trabaje desde casa.

Pero también porque trabajar en casa y desde casa no es nada fácil. Concentrarse delante del portátil, en un lugar donde no tienes la privacidad, el ambiente de trabajo que se respira en una oficina no es tan sencillo. Interrupciones, algunas provocadas por otros miembros de la familia, otros problemas de concentración cuando no nos imponemos un horario.

Trabajar desde casa se puede convertir en un pozo de horas si no sabemos concentranos fuera del entorno de la empresa

Todo esto hace que al final para realizar la misma tarea tardes mucho más que si estás en la oficina. Cierto que no tenemos interrupciones en forma de llamadas de los clientes, aunque hoy en día la tecnología permite en muchos casos que la llamada que se recibe en la centralita de la oficina se transfiera a nuestro móvil sin problemas.

La empresa necesita cambiar la cultura del presentismo

Y la empresa tampoco está de acuerdo del todo. Necesita hacer un esfuerzo organizativo fuerte, para convocar reuniones cuando está presente el grueso de la plantilla, pero también para poder flexibilizar horarios, puestos de trabajo o mejorar sus herramientas y su control de dispositivos para trabajar a distancia.

Pero esta es una inversión que acaba por amortizarse sola. Por un lado porque vamos a poder trabajar desde cualquier lugar, pero manteniendo siempre la información controlada. Por otro, es más fácil controlar la ejecución de las tareas con una buena herramienta de informes, más que esperar a que den las seis de la tarde para finalizar la jornada.

Además esta cultura del presentismo implica que no se premia a aquel que más horas pasa en la empresa, sino a los que son más eficientes. Y en muchos casos no están reparados para este cambio. Todavía prima mucho más tener un horario de atención al cliente amplio, que mejorar los tiempos de entrega de las tareas que al final es lo que busca este cliente.

Imagen | fancycrave1

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