Pesadilla en la cocina del Opila y de la Reina del Arenal

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En esta ocasión Chicote deja Madrid por Bilbao, adentrándose en la pesadilla en la cocina del Opila y de La reina del Arenal. Dos locales situados en un entorno que, como reconoce Chicote, suele poner un listón muy alto a la hostelería. Pero, en ese caso, aunque el listón hubiese sido mínimo da la sensación de que hubiesen sido incapaces de superarlo tras ver el programa completo

El programa es un tanto atípico. Por una lado se trata realmente de dos locales que pertenecen a los mismos dueños, separados por escasos metros y que responden a dos conceptos distintos. Por otro, la polémica que ha rodeado la emisión del programa, y que abordaremos al final del post.

Dos conceptos, una gerencia, cero gestión

Primero fue La Reina del Arenal, un local de pinchos, de minicocina, algo muy clásico en Bilbao. después montaron a escasos metros en la misma calle el Opila, un establecimiento que combina en la planta baja un despacho de pan + cafetería con un restaurante en la planta superior. Este último concepto, el de las neo-panaderías que incorporan servicio de cafetería, sandwiches y demás esta muy en boga (en el mismo Bilbao se puede encontrar alguna que otra de auténtico nivel, como Panko), aunque con evidentes oportunistas.

El caso es que, siendo dos conceptos distintos, uno clásico y asentado, y el otro moderno y emergente, ninguno de ellos tira. Si buscamos un común denominador tenemos claro cuál es: la gerencia, o mejor dicho la ausencia de la misma. No hay gerencia, no hay gestión:

  1. A la pregunta de qué hacen cada uno en el local, la cara de ambos es un poema. Uno es decorador, afirma, y el otro responde con planteamientos etéreos.
  2. A la clara insubordinación de la ¿cocinera? del local, musitan con un hilo de voz que las faltas de respeto son lo último.

Son sólo dos ejemplos, pero creo que es suficiente. Me parece fantástico que quieras ser montar un negocio de hostelería, pero si ni quieres ni puedes llevar el día a día deberás contratar a alguien para que lo haga por ti. Y estos caballeros, Alex y Armand, no lo han hecho. Y no contentos con equivocarse una vez, van y montan dos negocios en plena crisis. Debe ser porque tiene un par…

¿Dónde esta la pasta?

Lo primero que uno estudia en economía es que los recursos son limitados y sus posibles aplicaciones ilimitadas. vamos, lo de siempre en esta perra vida, que hay que elegir. Y, como ellos mismos confiesan, a la hora de invertir han optado por el interiorismo, por la decoración, en definitiva por el sector profesional de Alex. Curioso.

Y es que habría que pensar que esto va de comer, que la decoración, las sillas rococó y todo lo demás (no hemos hablado de la ubicación, pero es bastante buena) es importante, pero que a estos lugares se va a tener comer, a tener una experiencia gastronómica o a jamar, pero en definitiva que ahí hay que temer dinero sí o sí.

Cuando uno ve los manteles o los menús tiene claro que para Alex y Armand eso no es prioritario. Y cuando conocemos a la cocinera nos debemos ratificar en la impresión. El dinero se ha acabado en lo accesorio y no ha llegado a lo fundamental, que probablemente no tenga el charme, el encanto necesario para atraer la atención de los dueños de este local. ¿Cómo iban a contratar a un gestor profesional de locales si son incapaces de tener un cocinero normal?, ¿alguien ha explicado la baja del anterior?

La irresponsabilidad con el dinero de estos dos asusta, especialmente cuando Alex sostiene que tiene formación empresarial. Pero lo por es cuando se menciona que se ha metido en esos locales 1 millón de euros de amigos y familiares, hipotecando hogares varios.

Si, nos encontramos antes las tres Fs, friends, family and fools a los que se recurre cuando hablamos de las fuentes de financiación de los emprendedores. Resulta difícil apostar por un negocio que no ha convencido a nadie más allá de esos tres círculos, que realmente son dos, y para muestra el caso con el estamos.

Por lo demás, la presencia de los expertos en finanzas que trajo Chicote movía a la risa, habida cuenta de que nada se explicó, en nada se profundizó, más allá de hacer una suerte de puesta en escena de los malvados “hombres de negro”. No se concerta como preparar un presupuesto, como se actualiza, qué variables debemos controlar, etc. Nada de nada, aunque dada la esencia de autocrítica de los dos propietarios, de su generación de feedback, quedaba claro que los únicos interesados eramos los espectadores.

La polémica

Días antes de la emisión estalló la polémica, pues Alex y Armand intentaron que el programa no saliese a la luz. Lanzaban acusaciones de guionización, de una mala reforma sin tener en cuenta la normativa de accesibilidad, de que Chicote no cocinaba nada y de que había lanzado comentarios homófobos.

Respecto a la guionización del programa ya hemos hablado. Es evidente. Hay momentos muy de cartón piedra, como por ejemplo cuando vemos quien viene a cenar al local la ultima noche, que es gente del ambiente de Bilbao, seguramente conocidos de Alex y Armand. Pero es que cualquiera que haya visto el programa original de Ramsey sabe lo que hay, al igual que sucedía con Ajuste de Cuentas o similares. Eso por no hablar de la falta de originalidad al recurrir a la trainera del mismo modo que lo hizo Ramsey en uno de sus programas

Lo de la mala reforma, incumpliendo la reglamentación al respecto tiene más miga, aunque me cuesta entenderlo cuando lo que se viene a hacer realmente es un lavado de cara, sin entrar en temas estructurales, pero por donde no paso es por el pataleo de que Chicote no cocina. Este no es un programa en el que se trate de ver cocinar a Chicote, no se trata de que Chicote venga a hacer una exhibición a tu local. Aqui lo que se busca es hacer una suerte de coaching hostelero, y me da que estos dos no lo tienen claro.

Respecto a los comentarios homófobos, o yo tengo la sensibilidad embotada o aquí hay alguien que se envuelve en la bandera del arco iris con tal de no reconocer su fracaso profesional.

Más información | laSexta, Lo que coma Don Manuel, El País

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