Mi jornada es flexible y sigo viviendo estresado por los horarios
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Mi jornada es flexible y sigo viviendo estresado por los horarios

Hacer que la jornada de un trabajador sea flexible puede ser una buena medida para ayudar a la conciliación de vida personal y familiar o una lucha constante contra los horarios y la pereza. Porque tenemos la posibilidad de entrar en una horquilla de horas por la mañana, y a la vez salir más tarde en una flexibilidad similar.

Esto implica que cada trabajador se adapta el horario a sus circunstancias personales. Podemos entrar más tarde para ir al gimnasio a primera hora, para poder dejar a nuestros hijos en el colegio o simplemente porque ayer salimos a cenar y se nos lio la cosa. Al retrasar la hora de salida también tendremos que adaptar los horarios porque tendremos menos tiempo para poder las rutinas de nuestra vida diaria.

La flexilidad horaria no es la solución para todo, pero si un gran alivio

Entrar a las 10 y salir a las siete de la tarde, suponiendo que tengamos una hora para comer puede suponer una alivio para algunos. O trabajar de ocho a cinco sería la otra alternativa. Tenemos que decidir donde aprovechamos más el tiempo o cómo nos coordinamos mejor con nuestra pareja en caso de tenerla.

Para muchos también supone un ahorro económico. Evitar tener que dejar a los niños en el colegio antes de tiempo en muchos casos supone no tener que pagar servicios extra. Poder ir al gimnasio a primera hora, cuando no está tan masificado, para muchos implica poder elegir opciones más baratas. También evitar atascos en caso de desplazarnos al trabajo en coche, o masificación del transporte público de la hora punta.

Tener más tiempo libre no significa descansar más, simplemente más espacio para rellenar con otras actividades

Esta flexibilidad nos sigue generando estrés, pero es una cuestión que nos afecta a cada persona en función del tipo de vida que ha elegido, de los horarios que muchas veces se ha autoimpuesto, que nos obliga a estar ocupados todo el día, e incluso muchas veces lo traducimos a nuestros hijos sobrecargándoles a ellos e imponiéndonos la obligación de los traslado para acudir a las actividades extraescolares.

Una de las grandes empresas que decidió apostar por flexibilidad horaria y horario continuado fue Iberdrola, ya hace años. Y sorprendentemente se encontró con gran resistencia por parte de los empleados, que no sabían que iban a hacer con toda la tarde por delante. Con el paso del tiempo encontraron las bondades de este tipo de horarios y reconocen que ahora aprovechan mejor el tiempo, tanto dentro como fuera del trabajo y llegan más descansados y relajados al día siguiente.

El estrés lo generamos nosotros mismos

Siempre es mejor tener flexibilidad que no tenerla, pero al final hay muchas personas que tienen la tendencia a ocupar todo su tiempo libre haciendo algo, imponiéndose obligaciones ya que de otra manera sienten que están desaprovechando su tiempo. Curiosamente a veces esto no pasa en la empresa, donde la productividad y acabar con las tareas asignadas no parece ser su objetivo en muchos casos.

Pero cuando por cualquier motivo en la empresa se tuerce algo y tienen que salir un poco más tarde, parece que es el fin del mundo. No digamos ya si se trata de un viaje, que implica un trastoque de horarios completo. Si pedimos flexibilidad a la empresa, también tenemos que estar dispuestos a serlo nosotros.

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