Adaptarse a los tiempos y hacerlo a un mundo digital que se mueve a velocidad de vértigo no es fácil para nadie, y menos para los sectores más tradicionales plagados de inercias y de mecanismos muy difíciles de cambiar, pero incluso estos con intención, imaginación e ilusión son susceptibles de adaptarse a los tiempos.
Y expongo esto porque recientemente me ha surgido un caso personal que me ha demostrado que incluso el más tradicional de los negocios, puede gestionarse de la manera más moderna posible. En este caso una farmacia, veamos.
Soy usuario habitual en el lugar donde vivo de una farmacia que tengo cercana a mi domicilio, y la verdad es que cuando pensamos en farmacias a muchos nos viene a la imagen aún la típica farmacia de toda la vida, más o menos moderna por dentro, pero seguimos teniendo el concepto de medicamentos, potes cerámicos con remedios y demás inputs del imaginario colectivo.
Y eso está bien, pero mejor está aún cuando un negocio que por supuesto demanda seriedad y rigor, sabe mantener la esencia de lo que debe ser un negocio centrado en algo tan clave como la salud, y además sabe adaptarlo a los tiempos sin por ello caer en el desprestigio.
Una farmacia que tiene su propia página en el Facebook para realizarse con sus clientes y con su entorno, tarjeta de fidelización, y una farmacia que realiza distintas actividades formativas o informativas (por ejemplo nutricionales) para sus clientes no es en la mayoría de los casos el concepto que tenemos de farmacia más común.
Y sin duda, que exista este tipo de iniciativas y de lugares que apliquen estas medidas en la modernización del negocio demuestra que cualquier negocio puede saber encontrar su espacio en este mundo en el que nos movemos.
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