Veo muchos cambios de ideas en las empresas que me rodean con mucha frecuencia. Muchas de ellas se mueven por inercia o a golpe de impulso más que por un plan premeditado o por el camino de una estrategia definida.
Conste que adaptarse al tiempo que toca vivir y ser flexible en los planteamientos es un pilar básico para la supervivencia empresarial, pero lo que no termino de comprender son cambios de criterio en direcciones opuestas de un día para otro. Podemos destacar como cambios en esas políticas suspender proyectos de inversión que ya han supuesto un coste importante para la empresa, por ejemplo. Entre empresas cercanas he visto como un par de ellas han paralizado una serie de inversiones perdiendo dinero, después de un mes de haberlo planteado y afrontando importantes desembolsos iniciales que se pierden por el desagüe.
Este tipo de indecisiones empresariales, movernos por impulso o cambiar de idea una vez que hemos comprometido una línea de actividades, hace que perdamos dinero y tiempo. En tiempos críticos como ahora, es cuando más claras tienen que estar las ideas, más rápido hay que moverse y con mayor firmeza, tanto para acertar como para errar.
Y esta postura no quita que haya que adaptarse siempre al entorno, no son posiciones incompatibles desde luego, siempre y cuando hayamos tenido la suficiente previsión y visión empresarial para anticipar nuestros movimientos. Esa es la clave del éxito en muchos negocios.
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