La dirección empresarial se mueve entre dos corrientes inevitables : el rendimiento y la motivación. Estos dos elementos tienen una inter-relación mayor de la que algunos administradores quieren o pueden entender, y es que si solo basamos nuestra gestión en uno de ellos, terminaremos afectando al otro a lo largo del tiempo.
La teoría de Herzberg tiene puntos en común con la Red Administrativa de Mouton y Blake, al centrarse en esta dualidad como base de la gestión de equipos. De esta manera encontramos que lo humano y lo material resultan una constante en el estudio de los Recursos Humanos, describiéndonos a las empresas como organismos bipolares.
¿Cuestión de higiene?
Herzberg englobó las tareas responsables de controlar y gestionar el rendimiento bajo el nombre de "reglas/factores de higiene". Esto no fue por casualidad, sino para describir la necesidad de actualizar y mejorar constantemente los procesos, en una labor continua de limpieza e higiene administrativa.
Por otro lado, unificó bajo la bandera de "los motivadores", a aquellos factores "satisfactores" de nuestra naturaleza humana. En este punto podemos dudar si estos dos elementos se influyen entre sí, pero la respuesta no es tan sencilla como nos gustaría. Muchas personas pueden estar satisfechas pese a su bajo rendimiento mientras otras pueden necesitar ser motivadas para mejorar sus resultados.
En otras palabras, los administradores deben buscar que ambos factores estén correctamente gestionados para evitar que actúen de forma independiente ya que ha resultado muy complicado llegar a una determinación científica al respecto. Estudios como los realizados por Berhman y Perrault en 1984 parecían indicar que aunque el rendimiento podría causar satisfacción, esta podría no convertirse en rendimiento por sí misma.
De esta manera, la empresa se mueve en la oscuridad compleja del comportamiento humano, pero con una gestión integral debería tratar de vincular ambos factores para conseguir que empresa y trabajadores caminen en la misma dirección. Todo comienza con una buena higiene.
Los factores higiénicos
No podemos esperar que el rendimiento se produzca de forma natural, igual que no podemos esperar que la motivación sea suficiente para lograr una mejora en los resultados. Según Herzberg existen al menos cinco factores higiénicos que debe proveer la empresa, preocupándose por evitar que se conviertan en elementos estáticos y garantizando su correcta implantación:
- La seguridad
- La eficacia directiva
- La remuneración
- La organización
- El estatus
Nuestra organización debe controlar estos puntos antes de plantearse abordar los factores motivadores, pudiendo encontrar que una organización higiénica, organizada y justa ya será de por sí un elemento satisfactor capaz de lograr mejoras en el rendimiento general, aunque incapaz de garantizar una motivación completa.
Los factores motivadores
¿El trabajo influye en nuestra autorealización? No podemos obviar que nuestras metas personales tienen mucha relación con nuestro trabajo, pero tampoco que estas no se cumplen completamente atendiendo únicamente a los factores higiénicos. De esta manera, Herzberg nos presenta cuatro satisfactores que influyen en nuestra motivación:
- El reconocimiento del éxito
- La responsabilidad
- Las posibilidades de desarrollo personal
- Las oportunidades de ascenso
Para entenderlo basta pensar que no importa que reconozcan el estatus de nuestro puesto en la empresa, si luego no existen verdaderas oportunidades de ascenso, o si no se nos reconoce nuestra participación en los éxitos del departamento.
La motivación nos puede mantener optimistas, felices y constantes, pero no puede sobrevivir sin una administración higiénica y sin un estilo de dirección capaz de encausar nuestras energías hacia el rendimiento y este hacia nuestra satisfacción.
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