¿Es un líder introvertido en la empresa peor que uno extrovertido?

¿Es un líder introvertido en la empresa peor que uno extrovertido?
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Hace unas semanas, el dueño del grupo Schwarz, propietario de la cadena de supermercados Lidl, se convertía en la mayor fortuna de Alemania. 16.000 millones de euros atesora. Sin embargo, poco o nada se sabe de su vida y sus apariciones públicas se pueden contar con los dedos de una mano. ¿Es un líder 'silencioso' peor que uno extrovertido?

Cuando hablamos de líderes empresariales discretos, solemos recordar al español Amancio Ortega. El creador de un imperio de la moda, Inditex, del que tampoco hay grandes noticias. No se recuerda una rueda de prensa suya, ni una comunicación oficial, ni un acto público. Silencio de cara al exterior.

En tiempos en los que las vías de comunicación se han multiplicado, gracias a la expansión tecnológica y la irrupción de las redes sociales, sigue habiendo líderes de empresas que se mantienen en un segundo plano. Que tienen un papel protagonista. Que no buscan los focos, sino que los esquivan. Que no quieren estar en el centro.

Los puntos fuertes del introvertido

Siempre se ha pensado que los líderes han de ser extrovertidos, hiperactivos, omnipresentes, abiertos y extremadamente comunicativos. Sin embargo, en los últimos tiempos ha ganado peso el concepto 'quiet leader' (líder 'silencioso').

Karl Moore es un experto en liderazgo que lleva años estudiando las diferencias de gestión entre los gerentes y consejeros delegados de empresas extrovertidos y los introvertidos (estos últimos, según sus datos, representan menos de un tercio del total). De estos últimos, señala dos grandes puntos fuertes que deberían ser asumidos por el resto:

  • Escuchar más que hablar. Y lo dibuja a través de la imagen de un líder recostado en su sillón durante una conversación. Los introvertidos tienden a esperar y procesar toda la información e, incluso, a dar marcha atrás con más frecuencia.

  • Delegar más. Esa imagen también la extrapola a la gestión de proyectos: permitir que los colaboradores asuman el protagonismo de las tareas... y también el papel de portavoz. Eso implica no sólo dar la opción al equipo para sentirse parte, sino que se les capacita para tener mayor responsabilidad e importancia en el día a día de la empresa.

¿Y los resultados?

Otra investigación del catedrático de la prestigiosa Wharton School of the University of Pennsylvania, Adam Grant, echaba por tierra algunos de los mitos sobre los introvertidos y extrovertidos en el trabajo. Uno de ellos tiene que ver con los resultados de ventas: los segundos son mejores vencederos que los primeros.

En su estudio, centrado en los estudiantes del MBA de la escuela, señalaba que la correlación media entre extroversión y el rendimiento en las ventas era cero. Y ante esto, destaca la importancia de las personas que combinan características de ambas actitudes: 'ambivert' en inglés. Los resultados de éstos, que combinaban tranquilidad con actividad en determinadas situaciones, eran mejores.

La conclusión es que no hay nada escrito, ni principios absolutos. Que no hay blancos ni negros. Y que en el liderazgo, aprovechar los puntos fuertes de las dos actitudes es, quizás, la mejor opción.

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Imagen |Ganksy

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