Los jóvenes y la reducción del Salario Mínimo Interprofesional (SMI)

Los jóvenes y la reducción del Salario Mínimo Interprofesional (SMI)
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La falta de formación y los jóvenes se ha convertido en un binomio que da como resultado, noticias que van de la mano o bien de reformas para ayudar a este segmento, o de medidas en este caso, que proponen los empresarios españoles, para reducir el SMI de los jóvenes sin formación.

Como ejemplo ponen al Reino Unido, donde parte de la remuneración se entrega en especie, es decir, la formación recibida en el puesto de trabajo contaría como parte del sueldo.

España tiene uno de los salarios mínimos más bajos de la zona euro y bastante más bajo que otros países de nuestro entorno, como Francia y Alemania. El Salario Mínimo quedó fijado en 2014 en 645 euros al mes. Los compañeros del Blog Salmón se hacía eco de esta noticia, proponiendo ¿Y si en lugar de reducir el SMI de los jóvenes sin formación dejamos directamente de pagarles?

En el barómetro de 2015 de los Círculos de Economía y de Empresarios, estos también recomiendan simplificar en tres el número de contratos, indefinido, por necesidades empresariales (duración determinada) y de empleo juvenil (formativo).

Desde este blog hemos defendido la importancia de la formación para mejorar a nivel profesional. Es cierto que las oportunidades crecen a medida que nuestro currículum se ajusta a lo que demanda el mercado laboral. O al menos, así debería ser en un mundo ideal.

Con formación o sin ella, los jóvenes y no tan jóvenes, se ven abocados a desempeñar trabajos con sueldos precarios a costa de pasar horas y horas en un puesto de trabajo donde no se aprovecha su talento y conocimientos.

Emprender parece ser la única solución, pero no olvidemos que la clave para abrir un negocio, es el dinero, la financiación y sobre todo, contar con un buen respaldo a nivel de asesoramiento. Ni todo el mundo puede ni debe ser empresario.

Con estos contratos, lo único que se consigue es que la economía no crezca, y que el trabajador no se sienta motivado. ¿Quién se dirige a su puesto de trabajo con ganas de dar lo mejor si sabe que a final de mes, prácticamente va a tener que pagar por acudir a la empresa?

La precariedad en los sueldos no es cosa de jóvenes,y con ella lo único que se logra es que la productividad baje. Por supuesto que es positivo que los jóvenes abran sus propias empresas, pero ¿vamos a convertir el país en una masa de emprendedores?

El quid de la cuestión es que para que un país crezca no debe sustentarse en salarios bajos, y en poner trabas a quien sí se pueda permitir abrir un negocio. ¿El equilibrio es imposible?

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