¡Reducción de impuestos ya!

¡Reducción de impuestos ya!
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Hace unos días, salía de una reunión en Barcelona y tuve la suerte de encontrarme con un excompañero de trabajo, también abogado, con el que coincidí en un despacho hace unos años, y al que hacía mucho tiempo no veía.

Haciendo un repaso a su trayectoria me dijo que actualmente se encontraba en paro voluntario. Estaba harto. Harto de tener que pagar impuestos por todos, sin ver contraprestación económica alguna, viendo como el país se consume en la crisis, debiendo cuidar sus pequeños ahorros pues casi se ven afectados por la quiebra de un banco extranjero, harto de ver como se premia a los inútiles y holgazanes frente a las personas que hacen bien su trabajo.

Obviamente mi amigo ha perdido la ilusión y la confianza. Y ante este desánimo sólo se le ha ocurrido una cosa: dejar de trabajar, dejar de contribuir, dejar de generar riqueza.

Me preocupa seriamente que el ánimo colectivo esté tan harto y cansado, y que nadie haga nada por generar ilusión.

Llevamos desde las elecciones hablando de crisis, que no existe y cuando no existe, pero se prevé, se ponen “medidas preventivas”. Ya no hay quien crea a nuestros gobernantes.

Así que basta ya de tonterías y pongámonos manos a la obra. Que se rescata el sistema financiero (que hace unas semanas todo el mundo decía que no lo necesitaba) pues perfecto, pero rescatemos al autónomo, al profesional liberal, a la pyme.

Pero, ¿cómo? Reducción de impuestos ya. Pongamos en circulación ese dinero que se retiene a los trabajadores y a las empresas para que lo inviertan, para que adquieran nuevos bienes, para que soliciten nuevos servicios, en definitiva para hacer mover la noria de la economía. Porque al final, si no se paga a traves de impuestos directos se paga a través de impuestos indirectos (IVA).

Algunos gobiernos, como el portugués ya han puesto en práctica medidas de este tipo, reduciendo el tipo de interés para el impuesto de sociedades al 12,5% (con el peligro de que algunas empresas fronterizas españolas están pensando en trasladar su sede al país vecino).

Por una vez, seamos los primeros en algo, no hace falta esperar a que el resto de países tomen la iniciativa.

Así quizá mi amigo, que es un gran profesional, se sienta animado a trabajar, y a volver a generar riqueza, para él y para todos.

Imagen | YM

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