En el momento actual se señala a la flexibilidad laboral como la baza que permitirá engrasar a la maquinaria de las pequeñas y medianas empresas para salir de su particular crisis, de tal modo que las opciones de contratación laboral deben ponerse al servicio de las necesidades empresariales, en lugar de ser una restricción como ha pasado en los últimos años.
Una vez hecho este ejercicio, muchos empresarios quieren mucho más, demandando ahora unos costes salariales más bajos para reactivar la actividad, tal y como si los 'deberes' que tenemos que hacer se situasen únicamente en el lado de la oferta. Siendo la última demanda al respecto la que ha protagonizado el Círculo de empresarios, que apunta hacia la necesidad de bajar el salario mínimo, que actualmente se sitúa en los 640,30 euros, para incentivar la contratación.
Bajo mi punto de vista esta propuesta no tiene mucho sentido porque se sigue ahondando en lo mismo, sin centrar el foco en los problemas de la demanda. Ya que sin incentivos económicos, bonificaciones fiscales, y sin favorecer el consumo, difícilmente puedan vender más nuestras empresas.
Tal vez la demanda se haya reactivado por el lado de las exportaciones, pero si en el diseño de las políticas económicas que se aplican no pensamos en reactivar el mercado interior, no estaremos haciendo nada para cambiar la situación de letargo en la que nos hemos establecido.
En Pymes y Autónomos | ¿Entienden las empresas la bilateralidad del concepto de flexibilidad? Imagen | joyceslee