El comercio minorista continúa sin levantar cabeza, y una vez más, en la estadística que elabora con periodicidad mensual el Instituto Nacional de Estadística (INE), y que elabora a partir de las cifras de ventas agregadas de los comercios españoles. El pasado mes de febrero ha vuelto a cerrar con una variación interanual negativa que se cifra en el 3,4%, confirmando veinte meses consecutivos de caídas y las malas perspectivas sobre el consumo que aún se ciernen sobre la economía española.
Por tipología de comercio, es de destacar que frente al avance del 0,1% de los comercios de distribución alimenticia, han caído las ventas de los establecimientos de productos no alimenticios (-5,8%), y de los comercios de artículos para el hogar (-9,5%). Mostrando también una importante variación del patrón de consumo de los consumidores, que se han replegado sobre los productos básicos y están minorando el consumo de los bienes y servicios más accesorios o menos prioritarios.
En consecuencia resulta muy difícil establecer predicciones en estos tiempos que corren, máxime cuando las perspectivas parecen no cambiar a corto plazo. Pero, ¿cuál debe ser la estrategia de los pequeños establecimientos comerciales? Pues siendo realista un pequeño comercio muestra una menor flexibilidad que los negocios más grandes, por lo que resulta sumamente complicado cambiar de actividad o de productos y/o servicios a corto plazo. Estando la solución en la búsqueda de actividades complementarias con las que complementar nuestros ingresos.
Para ello, es fundamental conocer nuestras posibilidades y el entorno en el que nos movemos, y conocer qué tipo de actividades podemos desempeñar junto a nuestro negocio. Algo que muchos empresarios han logrado con un mejor aprovechamiento del espacio, del personal de la empresa, en definitiva, de los recursos disponibles.
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