Hay un aspecto que casi ha pasado desapercibido en el pacto entre autónomos y Gobierno para mejorar sus prestaciones. Ahora los inscritos en el RETA también cotizarán por formación y esto debe traducirse en una mejora sustancial de las opciones de cursos disponibles para dicho colectivo autónomo.
Porque la realidad hasta ahora era bastante triste. Pocos cursos y recursos formativos para los autónomos disponibles, pero tampoco se adaptaban en la mayoría de casos a sus necesidades. Y sobre todo no anticipaban las mismas. Por ejemplo sirva la llegada del nuevo RGPD, una obligación para ellos como empresa que muchos no saben como afrontar.
La llegada de la mejora de recursos para la financiación de la formación abre una puerta para lograr unos planes que respondan a las necesidades del colectivo. Otro ejemplo, saber manejarse con la tramitación electrónica que se hace obligatoria en la Seguridad Social, donde muchos se han visto obligados a delegar en un autorizado RED porque no saben ni siquiera lo que es un certificado digital.
Está muy bien cursos de marketing comercial, que seguro que tienen mucha demanda y el colectivo los recibe bien, pero se deberían plantear acciones formativas muy concretas, cortas y en temas específicos en los que los autónomos tienen muchas dudas. Tributación, financiación, gastos, etc. Hay muchas áreas donde aunque el autónomo no lo lleve directamente, sería necesario que tuviera un mínimo de formación.
En principio los planes de formación dependerán de las Mutuas y habrá que ver como los articulan. Esperemos que no sea un chiringuito en el que las asociaciones empresariales se beneficien e incluso se financien, tal y como ha ocurrido en otras ocasiones con la formación para empresas.
Imagen | stux