España es un país con una orografía compleja y el que la construcción de infraestructuras de transporte resulta comparativamente más caro que en la mayoría de nuestros socios europeos. Por tanto, la amplia mayoría de las mercancías (casi el 90%) se transporta por carretera, constituyendo el negocio de un amplio colectivo de profesionales en nuestro país, los profesionales del transporte por carretera o camioneros.
Por si no fuera poca la muesca que han supuesto los encarecimientos sucesivos del precio de la energía para la rentabilidad del sector, la Unión Europea ha decidido hoy suprimir el descuento fiscal en el gasóleo profesional, de tal manera que los costes aumentarán y dificultará aún más si cabe la consecución de rentabilidades aceptables en el sector.
Esta medida es comparativamente más perniciosa para los intereses de nuestro país, porque además del mayor recurso al transporte por carretera, esta restará competitividad a multitud de sectores productivos puesto que el mayor coste de producción que supone la desaparición de dicho descuento fiscal, se trasladará a los precios finales y en consecuencia, nuestros productos serán comparativamente más caros en los mercados de destino dada nuestra posición periférica.
Tal vez, la Unión Europea no sepa tratar un problema común en el que coexisten economías tan sensibles como la nuestra, pero la solución propuesta perjudicará sin lugar a dudas al sector del transporte por carretera y al consumidor final (que deberá pagar más por los mismos productos), en lugar de brindar transportes alternativos, que permitan una estructura de costes eficiente y la generación de empleo y riqueza, en definitiva, darle vida al sector del transporte por carretera.
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