La amortización lineal de nuestro inmovilizado

La amortización lineal de nuestro inmovilizado
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Al adquirir un elemento de inmovilizado que utilizaremos en el proceso productivo de nuestra empresa, tenemos que tener en cuenta que, con el transcurso del tiempo, se irá depreciando haciendo que su participación en la producción vaya siendo cada vez menos efectiva, es decir, perdiendo productividad conforme vayan pasando los años.

Esta depreciación es considerada desde el punto de vista contable como la pérdida de valor del activo, o amortización. La depreciación de nuestro inmovilizado hará que tengamos que reponerlo al cabo de un número determinado de años determinado si queremos seguir manteniendo la misma generación de valor en nuestra empresa. Métodos para realizar su contabilización hay muchos pero, entre ellos, destaca la amortización lineal.

La depreciación efectiva que sufren los activos de nuestra empresa no es en todos los casos un problema sencillo de calcular. El activo inmovilizado puede depreciarse por diferentes causas entre las que destacatan las técnicas, como la utilización del bien en el proceso productivo, el mero transcurso del tiempo con independencia de cuánto haya sido utilizado o la aparición de nuevas técnicas más eficientes, fenómeno conocido como obsolescencia.

En cualquier caso, todo el inmovilizado tiene una determinada vida útil, o período de tiempo durante el cual prestará el servicio para el cuál ha sido adquirido, que normalmente se determina en años. La forma de cálculo de la amortización lineal consiste en repercutir el valor de adquisición del activo entre su vida útil, dando como resultado el mismo valor a contabilizar como amortización durante este período de tiempo.

Esta vida útil no es un concepto sencillo de calcular y, para ello, habrá que apoyarse en experiencias previas con activos similares, tanto en nuestra empresa como en empresas de nuestro mismo sector o en la opinión de expertos.

Por ejemplo, para una máquina cuyo valor de adquisición haya sido de 10.000 euros y con una vida útil estimada de 10 años, la amortización que habrá que contabilizar cada año será de mil euros (10.000 / 10).

Como vemos, esta fórmula de cálculo es la más sencilla que existe pero parte de la base de que el inmovilizado tendrá la misma capacidad de producción a lo largo de toda su vida útil, aspecto que no siempre es así puesto que existen numerosos activos cuya productividad es cada vez menor conforme vayan transcurriendo los años.

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Imagen | PixelLightMedia

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